jueves, 5 de marzo de 2015

Cadáver exquisito

Estaba sentado en la vieja mecedora, descolorida y quejicosa, era Caronte a la luz de la luna, quería ir al país de las maravillas.
Tiene entre las manos el corazón de una mujer cruelmente asesinada, la mató porque le miró con ojos de rastrera víbora asesina, se despidió bailando bajo las luces de neón de un teatro cerrado.
 Lo hizo desde la ventana de su habitación, desde la que se veía lo que le permitían sus ojos, unos ojos del color de la papaya madura antes de que la podredumbre destruya la belleza de la creación más pura.
Ese día llovían ranas, se divertía pintándose a si mismo, detallando cada poro de su cetrina piel, sonaba una canción compuesta de rayos de luna y gotas de tormenta.


Es un cadáver exquisito de:  Elisa Gimenez, Ana B. Rubio, Juan José Lopez y una servidora.

No hay comentarios: