miércoles, 27 de marzo de 2013

Como caído del cielo

Iba en mi coche a todo correr. El paisaje pasaba difuso, la tarde acaecía y el sol me daba de frente causándome una molesta ceguera.
A lo lejos, no sé ni como porque estaba completamente encandilada, vi resplandecer unas luces de avería y aunque generalmente me gusta ayudar, cuando voy sola por caminos desconocidos no suelo  arriesgarme a parar, te puedes encontrar de todo... pero...
Paré justo detrás de él y me acerqué a preguntarle:
-¿Te hace falta ayuda?
Un chico salio de bajo el capó del coche, estaba bastante sucio como tiznado, los zapatos los llevaba quemados o muy gastados y creo que llenos de ceniza o un polvo grisáceo.
-¿Crees que puedes?- Me dijo con una sonrisa perfecta.
-Puedo intentarlo.- le contesté devolvíéndole  la sonrisa, se me da bien sonreír, es de esas cosas que una ha practicado desde pequeña y acabas cogiéndole el tranquillo.

Evidentemente, de mecánica entiendo lo mismo que de vudú, nada, pero como él tampoco parecía muy puesto en el tema, y tras varios intentos, decidimos ir a buscar ayuda a algún taller y me ofrecí a llevarlo.

Cuando subió, un olor a algodón de azúcar quemado  lo copó todo. -"¿Este hombre de donde ha salido?"- me pregunté totalmente perpleja, y decidí preguntarle:

-¿De donde vienes?, estás muy sucio y hueles como a quemado. ¿Estás herido?- Cuando pregunto algo un tanto bochornoso me sale una vocecilla muy cursi y como aniñada.

-He caído del cielo.- Me contesta con unos ojos muy tiernos y de nuevo esa sonrisa.
-Jajaja, eso debería decirlo yo...- Le contesto con una risita tonta.
-Yo mas- Me replica
-Eh eh, que te he salvado- Protesto algo cómica.
-Sí, eso es cierto.- Y mira hacia delante.

Yo lo observo de reojo, no se bien si hablar o quedarme callada. Parece amable pero algo confundido y tras  unos segundos eternos de incomodo silencio, me decido a preguntar.

-¿Cómo te llamas?
- Gabriel.
- Yo soy Yolanda, encantada.
- ¿Yolanda o Encantada?
Me resulta un chiste malísimo, pero aun así le sonrío y le contesto.
- Yolanda y encantada es lo que se suele decir cuando dos personas se presentan, ¿no?
-No sé, es la primera vez que me presento.

"¿Pero que dice este tipo?... ea, ya monté a un chiflado"- me digo a mi misma en ese lenguaje personal que suelo usar conmigo.
Miedo me da preguntar más, a ver si le va a dar un ramalazo psicótico y acabo la noche en algún pantano... y morir no es algo que esté del todo mal, para lo que queda por ver... pero... ¿un pantano? Pfff debe estar lleno de bichos... que asco, y éste si me mata no me va a dejar en una cama tapadita con un cristal, como Blancanieves, mas bien me dejará por ahí tirada... pero... y si en cambio hablo con él y le caigo bien... igual se empatiza y... ¡qué diablos estoy pensando!

-Oye, es que no sé si preguntarte... ¿qué es eso de que es la primera vez que te presentas?- Le pregunto de repente como intentando evitar algo horrible. Él no me contesta, así que vuelvo la cabeza para mirarlo.

En ese justo momento oigo un sonido horrible, gritos, bocinas, hierros, humo. Huelo a quemado, a sangre... tengo mucho sueño, mu cho su e...

Despierto en un lugar blanco... en una cama... huele a limpio.
Alguien me acaricia la cara... miro... oh es Gabriel... esta limpio, blanco.. brillante...¡tiene alas!!!!

-Estas a salvo.- me dice... y duermo.




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