Entre letras de imprenta,
se esconde la llave perdida que abre el mundo.
En un cambalache de papeles sueltos,
puede que duerma,
lo que a cada uno nos falta.
Con solo uno que lo encuentre,
la cadena se desata.
Hay de todo para todos:
Telescopios que miran solo a Venus,
católicos que pierden la biblia entre las piernas,
aprendices del "se ofrece",
buscadores de pelos de diablo y plumas de ángel,
traficantes de perros, de semen.
Todo tipo de piruletas,
para niños exigentes.
Yo he encontrado un trozo
del rompecabezas que estoy componiendo,
y mi cadena lleva a los que entienden,
a los que al leer ponen el alma, el ingenio... la calma...