A la nana nanita,
cántame un cuento,
acúname en tu rima,
abrázame en un verso.
Hoy soy una niña,
que le asusta el viento,
perdida en la esquina,
de un horrible sueño.
A la nana nanita,
cobíjame en tu cuerpo,
balancea mi silla,
columpia mi suelo.
Y cuando esté dormida,
vencido ya el miedo,
vete de puntillas,
pensando un te quiero.