miércoles, 27 de junio de 2007

De puntillas


Hoy de nuevo he visto,

casi a mi alcance,

la tableta de chocolate.

La tenía tan cerca que hasta podía olerla.

He acercado arrastrando la banqueta para auparme

y la he acariciado con la punta de los dedos.

En ese momento se me deshacen las manos,

se me derrite la boca y huyen las piernas...

Que absurdo mi corazón subido en la escalera,

haciendo malabares,

deseo funambulista que se escapa de la ocasión...

¡arg! que amarga la noche...

jamás temí a las caries y...

¿cuál es el temor que nos separa?